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RELEVO GENERACIONAL

Hace medio siglo que la tienda Javi Ultramarinos contempla desde la calle Santo Espíritu de Benimaclet cómo se modifica la estructura comercial del barrio. Los padres de Maite Navarro regentaban la tienda hasta hace 16 años, cuando ella y su marido tomaron el testigo de un negocio tradicional que ya forma parte de la memoria colectiva del barrio.

 

Javi Ultramarinos ha evolucionado desde tener unos pocos productos baratos a tener que ofrecer más variedad para diferenciarse de la competencia. Durante estos años, Maite y su marido han adaptado la calidad y la cantidad según las preferencias de su clientela.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Antes de que Javi Ultramarinos levantara la persiana, en el barrio de Ruzafa, los abuelos de Alicia García ya eran tenderos en la calle. Día tras día, montaban la parada, vendían y recogían. En 1963, cuando construyeron el mercado, el Ayuntamiento ofreció un espacio a los que tenían un puesto fuera. Fue entonces cuando la madre de Alicia García recogió el testigo, hasta que se jubiló. Su hija es la tercera generación que continúa con la tradición familiar. La parada que comenzó hace medio siglo con tres metros cuadrados ocupa ahora 16,5.

 

Su madre no tenía necesidad de vender mucha variedad de género, apenas ofrecía dos o tres productos. Ahora Alicia García expone 30 o 40 frutas distintas y tiene que triplicar la caja para que alcance a pagar impuestos. "Antes no hacía falta vender tanto porque no existía la competencia de supermercados, ni había tiendas de pakistaníes, ni de indios, ni de chinos", asegura.

 

Desde hace seis años, Maite ha notado que el aumento de las fruterías pakistaníes en Benimaclet les ha perjudicado. Sin embargo, para ella la calidad no es negociable.

La fachada de Javi Ultramarinos, propiedad de Maite Navarro y su marido. Fuente: Eukene Oquendo

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