
PRODUCTOS DE LA HUERTA CON TOQUE ORIENTAL

El interior y la fachada de la tienda Javi Ultramarinos. Eukene Oquendo

El interior y la fachada de la tienda Javi Ultramarinos. Eukene Oquendo

El interior y la fachada de la tienda Javi Ultramarinos. Eukene Oquendo

El interior y la fachada de la tienda Javi Ultramarinos. Eukene Oquendo
Una tienda con historia.
Hace medio siglo que la tienda Javi Ultramarinos contempla desde la calle Santo Espíritu de Benimaclet cómo se modifica la estructura comercial del barrio. Los padres de Maite Navarro regentaban la tienda hasta hace 16 años, cuando ella y su marido tomaron el testigo de un negocio tradicional que ya forma parte de la memoria colectiva del barrio.

El empresario enseña su negocio por dentro y por fuera. Eukene Oquendo

El empresario enseña su negocio por dentro y por fuera. Eukene Oquendo

El empresario enseña su negocio por dentro y por fuera. Eukene Oquendo

El empresario enseña su negocio por dentro y por fuera. Eukene Oquendo
Productos de la huerta con toque oriental.
A las 7 de la mañana Chaudry Zaka Ullah levanta la persiana de su comercio para colocar el género que ha comprado unas horas antes en Mercavalencia. Allí estará hasta las 13 horas de la tarde, cuando llegue su padre para relevarle. El progenitor estará hasta las 21, cuando entre el empleado que tienen contratado, también pakistaní. Será él, pasada la 1 de la madrugada, el encargado de bajar la persiana. Así cubren 18 horas.

El centro agroalimentario de productos frescos y congelados. Eukene Oquendo

El centro agroalimentario de productos frescos y congelados. Eukene Oquendo

El centro agroalimentario de productos frescos y congelados. Eukene Oquendo

El centro agroalimentario de productos frescos y congelados. Eukene Oquendo
Un hervidero de comerciantes.
A las cinco de la mañana, mientras la ciudad duerme, Mercavalencia bulle en plena actividad. Es un hervidero de compradores que buscan las mejores ofertas en peras, plátanos, fresas y fruta de temporada. Las cajas de peras, plátanos y fresas corren entre los puestos arrastradas por carretillas que amontonan los pedidos, a la espera de ser cargados en furgonetas para estar a primera hora en las fruterías.